TREINTA (publicado en el blog de Xabier Zabaleta el 21 de febrero de 2011)

Guipúzcoa - 2011-02-24


Hubo un tiempo, que en cierta medida era también mi tiempo aunque reniegue a menudo de él porque no me siento o no quiero sentirme en él reconocido, en el que el cumplimiento del servicio militar era el espacio en el que se situaba el acceso a la categoría de adulto del varón. La mili te daba madurez, te hacía hombre, se decía.

Conseguí eludir ese honor y estos días he reconocido con toda nitidez el momento en que me llegó la hora de hacerme adulto. Fue hace treinta años, en un mes como este que ya empieza a escurrirse. En febrero de 1981 perdí para siempre la inocencia que aún pudiera guardar, se acabaron las reservas de buenismo con las que hasta entonces me había guiado en la vida.

Aquel mes de febrero, como los medios de comunicación no pierden ocasión de recordarnos estos días, fue el del (parcialmente) fallido golpe de estado, el de la estrafalaria escenificación del tricornio de Tejero en el Congreso de los diputados. Ya he hablado en alguna otra oportunidad, en referencia al extraordinario libro de Javier Cercas “Anatomía de un instante”, de mi experiencia profesional en aquellas horas del 23-F, las más apasionantes que he vivido.

Pero ese febrero del 81, por determinante que fuera lo sucedido alrededor del golpe, fue mucho más: fue el secuestro y posterior asesinato de José María Ryan, el ingeniero de Iberduero, que provocó la primera gran manifestación popular en contra de ETA, algo que, sorprendentemente, se tiende a minusvalorar o directamente a ignorar. Y, sin embargo, ¡a cuántos nos provocó la caída del caballo que cabalgábamos!

Era el mismo mes en el que se conocieron las pruebas irrefutables de una sospecha generalizada: en las comisarías se torturaba a los detenidos; hasta la muerte en algún caso, como el del etarra Joxe Arregi, cuyo cuerpo torturado pudo asomarse a las páginas de los diarios para llamar a las puertas de muchas conciencias. Para recordarnos que en la lucha policial los atajos son inadmisibles.

Hubo más: secuestros de cónsules por los “polimilis” que se disponían a declarar una tregua; desconsideración hacia los Reyes de España en un acto celebrado en Gernika, que el conjunto de la sociedad española percibió como una grave afrenta. Todo esto y más si consideramos las huelgas generales (declaradas, unas; más o menos espontáneas, otras) tuvo cabida en el mes más breve del calendario.

Por aquellos días cumplí 28 años y tenía para entonces asumidos serios compromisos: era padre de familia, desempeñaba una relevante responsabilidad profesional… Visto así, a mí mismo me suena fuerte esperar a ese momento para reconocer mi incorporación al mundo adulto en el que, según esas cuentas, estaré cumpliendo treinta años. Pero es como lo siento.

Pasó febrero y 1981 trajo, por fortuna, otras sensaciones de signo bien diferente. Iba a ser, solo dos meses después, el año en el que la Real Sociedad ganaría su primera Liga de la historia. Lo que vivimos en Gijón y en las horas que sucedieron hasta el regreso a la normalidad, si es que a aquello podía seguir llamándosele normalidad, están entre los sentimientos más gozosos que uno pueda albergar, no ya de su vida adulta sino de su peripecia vital entera.

Aún había de llegar agosto y con él otro gozo irreemplazable: el nacimiento de mi segundo hijo, a punto hoy de finalizar formalmente la interminable carrera como médico cirujano, después de seis años de universidad y cinco como residente hospitalario, cursados con brillantez. Desde crío me admiró por la intensidad de su esfuerzo (y así se lo he dicho más de una vez) y reconozco ahora en él un exponente de la generación más sólidamente formada nunca en nuestra sociedad. ¡Ojalá no tengan nunca que emigrar!

No pienso que este 2011 desde el que escribo tenga mucho que ver con el 1981 que sirve como referencia. Pero es curioso que a aquel 81 se llegara tras una fortísima reestructuración bancaria que se llevó por delante un centenar de entidades y que la economía española se hubiera empobrecido en la crisis económica de hace 30 años el triple que las de los países de su entorno creando una gran bolsa de paro. Sabemos, mirándonos al espejo, que somos muy diferentes a lo que éramos; pero no está mal recordar un poco lo que fuimos cuando nos hacíamos adultos.

Noticias relacionadas

AGO 30
NERÓN (publicado en el Blog de Xabier Zabaleta el 10 de agosto de 2011)

Ayer miércoles se repitió el fenómeno. Desde el mismo lugar asomado al Cantábrico de la ...

AGO 30
RAYO VERDE (publicado en el Blog de Xabier Zabaleta el 10 de agosto de 2011)

Por segunda vez este verano, a la puesta de sol de ayer martes, vi el rayo verde. Como en la ...

MAY 26
MEDITERRÁNEO SUR (publicado en el blog de Xabier Zabaleta el jueves 19 de mayo de 2011)

No ha sido (solo) pereza; lo prometo. Ha sido desconcierto. Empiezo por justificar el largo ...

FEB 2
SESENTA HORAS (PUBLICADO EN EL BLOG DE XABIER ZABALETA EL 29-12-10

La que encabezaba un cómico fue la lista más votada en las últimas elecciones a la alcaldía de ...

FEB 2
COMUNICADO. (PUBLICADO EN EL BLOG DE XABIER ZABALETA EL 10-10-11)

Este mediodía de lunes ETA ha hecho público un comunicado en el que anuncia la declaración de un ...