La empresa que enferma de MOOBING...puede morir. (I)

Murcia - 2010-09-04


Hay muchas formas de moobing en la vida laboral, aunque probablemente se de en contadas organizaciones, ya que la evolución empresarial es imparable. Sutiles, kafkianas, retrógadas y siempre dañinas. Tanto para quién las sufre en su propia persona, como para la empresa.

Algún empresario ha llegado a no permitir la entrada de quién llegue tarde 5 minutos, o a dejarlo en la puerta de acceso en espera de que decisión tomar sobre su pésimo comportamiento.

-Si se empeña en venir sin corbata vaya pensando en cambiar de empresa. Es una expresión que más de un empleado –directivo o no- ha escuchado, con rabia y sentimiento de culpa.
.
Cuestión de prioridades. Unas equivocadas, y otras ajenas a la actual cultura de empresa, que defiende con pasión el gurú de los gurús Tom Peters, o los principios de la Fundación Europea para la Gestión de la Calidad.

Los “autores” del corporativismo más rancio, defienden el uso de la corbata, aunque suponga un insulto a la elegancia. Y así podemos ver en sus empresas a jóvenes disfrazados de viejos, o de políticos. A administrativos que podrían ir de boda sin necesidad de cambiar su atuendo, o a los que ostentan una personalidad desaliñada, con su corbata más espectacular.

Pero la imposición manda. Un principio de autoridad, que nadie se atreve a discutir. Que hay que ir con corbata, pues se va, y el directivo de turno que así lo exige ¡tan contento!. Un modelo de distinción y cultura, de contradicción, que solo consigue ridiculizar.

Y la corbata no es culpable de nada. Lo chocante es que da igual que combine o no con un estilo en el vestir, su actualidad, que esté o no en sintonía de formas y colores, aunque resulte esperpéntica.

La norma es la norma, y lo importante es que se acate, contra viento y marea. Se ha olvidado porqué y cómo surgió lo de ir con corbata. Época en la que lo importante en si no era ese complemento del vestir, sino la dignidad y respeto que había que demostrar ante la sociedad. Clientes o no.

Aún prevalece, aunque de forma algo más sutil, aquello de “no pienses, limítate a hacer lo que se te dice”. O, nada de hacer deportes de riesgo, porque esa actividad genera lesiones, y baja laboral. Salvo que se trate de jugar al ajedrez, senderismo o golf –y este último con algunas consideraciones-. ¡Por favor!.

Y este aún no es el colmo. Ya que se trata de un síndrome patológico que lleva a manejar la vida personal de los empleados, en sus relaciones, tipo de coche que debe o no usar, con quién puede o no reunirse, cual debe ser la afinidad de sus tendencias más íntimas.

En fin, es algo frecuente, el que no se aprecie la valía de empleados realmente eficaces, (con lo difícil que es encontrar personas competentes), por una fijación –a veces obsesiva- en cuestiones ambientales, accesorias o irrelevantes, por una percepción muy personal del directivo de turno.

Hay quién quiere ver todo muy limpio y ordenado, y es su principal punto de referencia a la hora de valorar el rendimiento de su personal. O quién no tolera “corrillos” de personal. Quién sufre lo indecible si no está enterado de cuanto pasa. …si se pierde una herramienta, si se gasta mucho en folios, en rotuladores o carpetas (especialmente cuando llega septiembre).

O, peor aún, quién quiere ver los principales méritos de su personal, en los tiempos que dedican a su labor. Son los primeros en llegar, los últimos en irse, y siempre voluntariosos para trabajar en fin de semana. ¡Que gran error!.

Y es que, quienes defendemos la cultura del detalle no podemos evitar “sufrir” un cuadro torcido, un coste injustificado, o una corbata mal puesta. Trabajamos en todos y cada uno de los aspectos que hacen, o deshacen, empresa. Más que el empresario más puntilloso y obsesivo. Con una diferencia:

Lo que realmente importa es el resultado, la cobertura de objetivos, y el respeto exquisito hacia TODOS los que intervienen en esa aventura apasionante, que es la EMPRESA.

Hoy ya tenemos cultura y principios más que desarrollados para quitarnos “neuras” de encima, e ir a lo que hay que ir. Así lo hacen y prueban empresas como Hero, Cajamurcia, Fuertes, Artemur, Cajamar, Terrazos el Pilar, Novolent, Plásticos Romero, Comercial Vera, Taray, …y una larguísima lista de empresas ejemplares, y con resultados demostrados año tras año.

Claro que hay que ser puntuales, pero sobre todo eficaces. E ir con corbata, …cuando hay que ir con corbata, y siempre bien vestidos y acicalados. Si en nuestro ámbito social se nos va a apreciar mejor con cierto toque informal, pues este es el que vale.

El riesgo de perderse en las formas, ha convertido a muchos empleados en buenos cumplidores. Llegan y se van a su hora, siguen a rajatabla las normas internas, cumplen con las leyes de uniformidad, no hacen nada que pueda incomodar a la dirección, su predisposición a informar de cuanto acontece en su entorno, a la persona adecuada, está servida. Son buenos asalariados.

Claro que si la empresa pudiese hablar por si misma, propondría su despido inmediato, porque es innoble poder dar el 110% por el mismo precio, y adoptar la posición de que con un 50% sobra. Y evitaría que otros empleados se fuesen de la empresa, a pesar de su “negligencia” en el buen cumplir de las normas internas.
Siembra empleados inútiles, y perderás clientes rentables.

Un síndrome más, y este si que es habitual, …¿el mejor empleado?, aquel que sepa trabajar, tenga cierta experiencia, una buena disposición, no exija demasiado, y se conforme con un sueldo cuanto más mediocre ¡mejor!.

Y aquí es donde se “rompe la baraja”. Por un lado, candidatos que se “sobrevaloran”, y empresarios que cotizan responsabilidad a cubrir, de espaldas a la realidad laboral. Todos debemos estar de acuerdo en que primero ha de demostrar su valía, y después exigir el nivel adecuado de retribución. La rotación de personal suele ocurrir cuando la persona de especial valía ya está demostrando que lo es, y el gerente le argumenta …

No puedo ponerte por encima de los demás, … El año que viene querrás otra subida similar, … Aún es pronto ¿no?, … Otras empresas pagan menos aún, …

Gracias a esta situación –digo, habitual- muchas empresas con una visión más actual, pueden ir incorporando a su plantilla personal con cierta garantía de rendimiento profesional y eficacia. También hay empresas que reaccionan cuando el empleado se les va, y entonces tienen que asumir una mejora salarial muy por encima de cualquier previsión, (mas tarde les pasa una factura de mayor envergadura).

Todo cuestión de MOOBING, involuntario claro está, inconsciente y basado –por lo general- en el bien de todos y de la empresa. Pero corren nuevos tiempos y el empresario que no lo sepa ver, tiene su proyección de futuro muy, muy complicada.


Adolfo Reborio
Marketing y RRHH
áres5

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