Antecedentes Históricos del Señorío y Condado de Bureta.

Zaragoza - 2009-06-04







Emilio Jiménez Aznar
Director del Archivo del Conde de Bureta



Castillo y lugar de Bureta


La construcción del primer castillo o palacio de Bureta es debida a los moros. Según dice Zurita, los pueblos de los alrededores de Borja, y por tanto el castillo de Bureta fueron conquistados a los moros hacía 1116. A mayor abundamiento el castillo, según he podido constar en una de las cartas escritas por el Conde de Bureta, el palacio se edifica sobre lo que constituía la aljama de moros de este lugar.

En la Bula del Papa Eugenio III sobre límites del Obispado de Zaragoza, en 1417 se nombra a Bureta, y lo mismo en las Bulas de los Papas Alejandro III y Alejandro IV, en 1172 y 1260.

Según Zurita en 1137 en la guerra contra los navarros se encomendó la defensa del castillo de Bureta a un Caballero llamado Roger. En 1149 don Ramón Berenguer rescató a Bureta y otros castillos que se hallaban en poder de los navarros.

Montemayor de Cuenca dice, que en el testamento del Rey Don Jaime, se deja el castillo de Bureta a don Pedro de Ayerbe, hijo suyo y de doña Teresa Gil de Vidaurre.

Formó parte del castillo de Bureta del Condado de Luna. Hay un compromiso entre el infante don Martín, hijo del rey Pedro, Conde de Luna y Señor de Bureta, y don Lope, Arzobispo de Zaragoza y Señor de Borja sobre derechos de aguas entre Bureta y Borja, hecho en Zaragoza en 15 de agosto de 1377, testificado por Sancho Martínez; y otro compromiso sobre pastos y leñas en 1376 testificado por el mismo notario.

En el castillo de Bureta se celebraron Cortes en 1363, en el salón llamado “de Caballeros”, y en el mismo sitio se ajustaron paces entre los reinos de Castilla y Aragón.

El castillo estaba rodeado de dos murallones, uno más alto que otro que servía de calzada y seguridad. La obra antigua desapareció con las reformas que hizo don Antonio Marín de Resende hacia 1670, quien construyó las galerías y gran parte del edificio nuevo, y también la Iglesia contigua.
El abandono y saqueo que sufrió el palacio en 1706 durante la guerra de sucesión, y los largos años que duró el pleito con la casa de Parcent, hicieron que el edificio amenazase ruina, y a pesar de una restauración que se hizo en 1799, gran parte de él, hubo que derribarlo en 1835, así como la escalera principal, haciéndose otras reparaciones en 1846, hasta que en 1856 el Conde don Manuel, comenzó la obra actual. El último torreón desapareció hacia 1860.

El Rey don Alonso IV de Aragón vendió el lugar y castillo de Bureta, en Lérida el 5 de enero de 1431 a don Gutierre de Nava, que ya tenía el derecho de luirlo según decreto también fechado en Lérida en 1403. Su heredero y hermano don Gonzalo de Nava, Caballero de Siracusa, lo vendió por siete mil florines de oro en 1436 a don Juan de Moncayo, quien a su vez lo hizo a don Fernando López de Saldaña y su mujer doña Isabel de Guevara, según escritura hecha en Zaragoza el 15 de febrero de 1447, ante Domingo Infant y Pedro Villanova, notarios de la misma.

En 1465 doña Francisquina de Bardaxí, nieta de don Juan de Moncayo, poseedora del lugar de Bureta, lo vendió a Jaime de Montesa y su mujer doña Leonor Climent, según escritura autorizada en Zaragoza el 19 de noviembre de dicho año por Martín Peralta, notario de la misma ciudad.

Dicho Jaime Montesa lo vendió a su vez a los cónyuges don Pedro de Francia y doña Beatriz Ruiz, según escritura hecha en Juslibol, ante Martín Vicent el 21 de enero de 1466, de quienes descienden los Condes actuales de Bureta.

El 10 de junio de 1447, tuvieron lugar en el castillo de Bureta las capitulaciones matrimoniales de doña María López de Saldaña, hermana de don Fernando, Señor de Bureta y Alonso de Arevalo, ante Andrés de Mendoza, notario de Borja.

Otra escritura hay en que Fernando López de Saldaña, Señor de Bureta, con permiso de don Juan de Moncayo, Gobernador de Aragón, vende al Comendador de Alberite, de la Orden de San Juan, y a los justicia y jurados de Magallón, el derecho de hacer un azud y acequia en el río Huecha, confrontando con prados de Bureta y con el huerto del alcami. Hecha en Bureta el 1 de diciembre de 1455.

En la venta hecha por don Juan Moncayo a Fernan López de Saldaña, se obliga a este, a obrar en el Castillo de Bureta por precio de 1000 florines, de los que 300 se destinan a la cerca o tapia. En esta venta, don Juan de Moncayo, hijo de Juan de Moncayo y de María de Castro, entre a Fernan López de Saldaña los siguientes documentos:

1. Una carta de venta del castillo y lugar de Bureta otorgada por S.M. el Rey a don Juan de Moncayo, por 7000 florines de oro, subsignada por mano del rey y con su sello en Lérida el 5 de enero de 1431 y signada por Juan Olcina, su secretario.

2. Otra carta de donación otorgada por el rey a Gutiérrez de Nava, del derecho de luir el lugar de Bureta, dada en Lérida, el 23 de febrero de 1430, signada por el rey y por Juan Vitelino, su secretario.

3. Otra carta de vendición, otorgada por el rey a dicho Gutiérrez de Nava por 15.000 florines, en febrero de 1433.

4. Otra carta de vendición, en la que Gonzalo de Nava, heredero de Gutiérrez, vende a Juan de Moncayo, sus derechos sobre Bureta.

5. Un tratado de aprobación hecho por el rey a Gonzalo de Nava, del testamento de don Gutiérrez, en 1437, signada por Andrés Gabell, en Gaeta. Todo lo cual fue hecho en Zaragoza el 2 de febrero de 1446, ante el notario Domingo Infante, siendo testigos Martín Cabrero y Luis Santangel.

Por último existe una escritura sobre derechos de aguas del término de Marbadon fechada en 1438.


Linaje de los “Francia”.



El Linaje de los “Francia”, cuya infanzonía se halla afincada en el lugar de Bureta (Zaragoza) se halla documentado desde el siglo XV, extendiéndose en siglos posteriores a la localidad de Villalba.

Los antecedentes de la Casa de Bureta eran honrosísimos. Su antigüedad, su alcurnia, la extensión de sus estados, todo contribuía a que figurasen los Bureta en la primera línea de la nobleza aragonesa. Zurita, Dormer y otros escritores hablan de la familia “Francia” en numerosos capitulos de sus obras.

Un Sancho de Francia, sirvió a los reyes don Pedro II, y don Pedro III en los años 1275 a 1285.

Arnaldo de Francia, eminente jurista, fue en 1347 enviado por los de la Unión de Aragón, a los de la Unión de Valencia, para acordar sus pretensiones, y en las Cortes celebrada en aquel año, los de Aragón le nombraron por uno de los de su Consejo, estando al servicio del Infante don Fernando, por lo que fue perseguido por el rey don Pedro IV, teniendo que refugiarse en Castilla con la reina doña Leonor, madre del infante, y luego vivió en Navarra.

El anterior fue padre de Arnaldo II de Francia, también servidor del Infante don Fernando, Marques de Tortosa, y perseguido por don Pedro IV, y estando con doña María de Portugal, mujer del Infante, fue preso y luego libre a instancia del Rey de Navarra. En 1392 fue a la guerra de Sicilia con el Infante don Martín. Caso con doña María Ximenez de Ayerbe, nieta de Sancho Ximenez de Ayerbe, Justicia de Aragón, y fue Señor de las Pedrosas.

Felipe de Francia fue en 1355 con el rey don Pedro, a la guerra de Cerdeña, y estuvo en la compañía de don Pedro, Señor de Jerica, y según Dormer, fue uno de los caballeros que se negaron a salir de la isla mientras estuviese el rey en ella. Tuvo a su cargo la guarda de la real persona, asistiendo a las Cortes de Caller, siendo Caballero de la Orden de Santiago.

Raimundo de Francia, fue esclarecido aragonés y varón recomendable por sus prendas y sus estudios. Nació hacia 1319, publicó los Comentarios sobre Fueros y Observancias del reino de Aragón; fue uno de los que tradujeron del latín al idioma vulgar los Fueros de Aragón por orden del rey don Juan Y, como consta en el proemio de los Fueros y la memoria del cronista Andrés en su “Museo Aragonés”, donde dice: que floreció por los años de 1390. También de el habla Zurita en la parte 1ª, capitulo 63 de sus obras. Fue Vicecanciller del reino de Aragón en tiempo de Juan Y, y estuvo presente en la Congregación de Zaragoza en 1395, y en las Cortes de Monzón en 1389. Casó con Clara Tarba, hija de Ramón y nieta de Galacian de Tarba, tuvo por hijos a Clara Francia mujer de N. Pardenilla y estos a Ramón Pardenilla y Francia, Señor de Martillue, que al morir dejó todos sus bienes a su madre según su testamento dado en Ayerbe el 23 de Junio de 1456, y a Juan de Francia, que a su vez fue padre de Violante de Francia.

Los “Francia” estuvieron presentes en las Cortes, ante el brazo de Caballeros:
En 1362, Arnaldo de Francia.
En 1380, Arnaldo y Raimundo de Francia.
A las de 1392, Raimundo y Pedro Arnaldo de Francia, éste último hijo de Arnaldo II.
A las de 1438, Sancho y Juan de Francia.
A las de 1446, Juan y Sancho de Francia.
A las de 1498, Juan de Francia.
A las de 1502, Sancho de Francia.
A las de 1510, Juan de Francia, Señor de Bureta.
A las de 1528, Juan, Señor de Bureta, y Sancho de Francia, gentil hombre de la casa real. También asistieron los mismos a las Cortes de Monzón de 1533 y 1537.
A las de 1541, Juan, Señor de Bureta, como diputado por el brazo de nobles caballeros.
A las de Zaragoza en 1518 y 1521, y a las de 1521 en la reunión para tratar del nombramiento de Virrey a favor de don Juan de Lanza.
A las de Monzón en 1555, ante Lope de Francia, Señor de Bureta.

Un Sancho de Francia fue letrado y lugarteniente de los Justicias Berenguer de Bardaxi y Francisco Zarzuela, asistiendo a las Cortes de 1446.

Otro Sancho de Francia, tal vez diferente del anterior fue nombrado en 1452, con otros caballeros para asistir a la guerra contra Castilla. Este Sancho de Francia fue el padre de Pedro de Francia, primer Señor de Bureta de este apellido.

Por último añadiré que entre otros datos del apellido “Francia”, se otorgó una escritura para la venta de unos censos sobre las villas de Biel y Solera, y las aljamas de Pina y Sastago, por el Arzobispo don Dalmao de Mur a Ramón Palomar, en la que se dice que este a su vez las vende a Sancho de Francia en 3 de diciembre de 1448.


El Señorío.


Don PEDRO DE FRANCIA, primer Señor de Bureta, era hijo de don Sancho de Francia y heredero de don Juan Francisco de Francia, Señor de la villa catalana de Flix. Casó con Doña Beatriz Ruiz.

En efecto, los Francias aparecen establecidos en Zaragoza desde una época remota. Son uno de los tantos linajes de ultra-pirineos que colaboraron en la empresa dela Reconquista.

Don Pedro adquirió el Señorío de Bureta el 25 de enero de 1466, se casó el año 1452 en Zaragoza con doña Beatriz Ruiz, siendo su heredero:
Don PEDRO DE FRANCIA, segundo Señor de Bureta, casado también en Zaragoza en 1487 con doña Isabel de la Caballería y Ram, prima suya, hija de micer Alonso de la Caballería, Vicecanciller de Aragón y gran privado de Fernando El Católico. Heredó el Señorío de Bureta a su padre en 1479. Fue sucedido por su hijo:

Don JUAN DE FRANCIA, tercer Señor de Bureta desde 1511 vinculó los bienes libres de Condado de Bureta, estableciendo un Mayorazgo agnaticio. Casó en 1530 con doña Ana de Guinea, y testó en 1542 dejando numerosa prole, de la cual destacaremos brevemente a sus hijos:

1) Doña Constanza, que constituye como veremos, la trabazón genealógica de la estirpe al extinguirse la línea varonil de los “Francia”.

2) Don JUAN DE FRANCIA, cuarto Señor de Bureta, cofrades de la San Jorge en 1547, y diputado por el Brazo de Nobles en la Cortes aragonesas. Murió sin sucesión, heredándole su hermano:

3) Don LOPE DE FRANCIA, quinto Señor de Bureta, que casó en 1563 con doña Francisca de la Caballería, de la que tuvo a:

Don JUAN LUIS DE FRANCIA, sexto Señor de Bureta, casado en 1587 con doña Beatriz de Espés, hija del Señor de Albalate, que lo hizo padre de:

Don LOPE DE FRANCIA, séptimo Señor de Bureta y cofrade de la de san Jorge. Durante su mandato y gobierno, decretó Felipe III la pragmática de expulsión de los moriscos, que supuso para la localidad un verdadero trauma demográfico, ya que el vecindario era en su mayoría de los incluídos en la proscripción. Naturalmente, desapareció entonces la aljama sarracena de Bureta, una de las más numerosas de la comarca, y se impuso la repoblación cristiana. También fueron los “Francia” los que mandaron edificar sobre las ruinas del antiguo castillo árabe la palaciega mansión de los señores. Casó en 1609 con doña Paciencia de Gurrea y Torrellas. Estos fueron los padres de los últimos señores de Bureta de la línea varonil de los “Francia”:

Don LOPE, don DIEGO, don MIGUEL Y don JUAN DE FRANCIA Y GURREA, que fueron desde 1631 hasta 1667, y sucesivamente, octavo, noveno, décimo y undécimo señores de la baronía de Bureta.

A la muerte sin sucesión de don Juan, el undécimo señor, entra en posesión de la Casa de Bureta la descendencia de doña Constanza de Francia, hija del tercer señor de Bureta, que casó en 1540 con el general don Jerónimo de Resende, ilustre soldado de Felipe II. De este enlace nació:

Doña Francisca Resende de Francia, que casó en 1584 con don Matías Marín y Liñan, de noble familia oriunda de la villa riojana de Enciso y establecida en Maluenda, de la Comunidad de Calatayud. Era don Matías, Caballero de Montesa y Familiar del Santo Oficio de la Inquisición. Fruto de este matrimonio fue:

Don Marcos Matías Marín de Resende y Francia, noble de Aragón por privilegio del año 1626. Había casado cinco años antes de esta fecha con doña María de Zamora y Olivenza, en la que tuvo al continuador de la Casa de Bureta:





El Condado


Don ANTONIO DE FRANCIA Y MARIN DE RESENDE, con el cual se inaugura una segunda etapa más brillante de esta casa, pues a la muerte de su primo tercero don Juan de Francia y Gurrea, entra en posesión de la misma como su duodécimo señor. Acaeció esto, según hemos visto en 1667, y once años después, su Majestad Carlos II, último de los Austrias, por privilegio de 24 de marzo de 1678, hizo merced a don Antonio del título “CONDE DE BURETA”, en méritos como dice la Real Cédula, de: “plura ac grata servitia tui nobilis ac dilecti nostro D. Antonii de Resende et Francia, ac tuorum predecesorum...”. Falleció el primero conde de Bureta en Magallón, donde hizo testamento en 1682, siendo sepultado en su panteón de Bureta. Había sido Regidor y Capitán de Guerra en la ciudad de Logroño y casó en 1631 con doña María de Ciria Beteta, cuando ambos contrayentes contaban menos de 16 y 14 años de edad, respectivamente. Fue su heredero:

Don MATIAS MARIN DE RESENDE Y FRANCIA, Segundo Conde de Bureta, noble de Aragón y cofrade de san Jorge desde 1707. Había nacido en la ciudad de Logroño, durante el Corregimiento de su padre, en 1649, y casó en Zaragoza con doña Antonia Pérez de Suelves y Gurrea, hija de los señores de Artasona y de Suelves, niña a la sazón de poco más de trece años de edad. De los seis hijos que tuvo el matrimonio -tres de cada sexo- solo citaremos a los dos que encabezan las dos líneas en que se bifurca la descendencia de la Casa de Bureta:

Don Antonio y Don María José Martín de Resende. Este último Caballero de la Orden de San Juan, regidor perpetuo de Zaragoza en 1707 y teniente general de los Reales Ejércitos, que nació en Bureta en 1689. Sirvió en la campaña de Portugal y en la guerra de Cataluña, pasando después al ejercito de Italia en 1735. Había casado en 1729 con doña Margarita López Fernández de Heredia, hija de los señores de Salillas, con la que tuvo entre otros hijos a: doña María Angela Martín de Resende, que casó con su tío materno don Miguel López Fernández de Heredia, señor de Salillas y teniente general de los Reales Ejércitos, como su suegro y cuñado. De esta unión nació don Juan Crisóstomo López Fernández de Heredia y Francia continuador de la casa de Bureta, como luego veremos.

Don ANTONIO MARIN DE RESENDE Y FRANCIA, tercer Conde de Bureta, noble de Aragón y Caballero de Santiago, fue al igual que su hermano Maria-José, teniente general de los Reales Ejércitos, pues abrazó también la carrera de las armas, donde ostentó desde 1697 hasta 1733, en que murió, los más elevados cargos. Casó en Barcelona con doña Eulalia de Bournonville, hija del Marqués de Rupit, con la que tuvo a:

Don JOSÉ ANTONIO MARIN DE RESENDE Y FRANCIA, cuarto Conde de Bureta, que nació en Barcelona en 1721. Al igual que su padre y su tío don María José, continuó la tradición militar de la familia, llegando a ostentar el alto grado de mariscal del Campo. Ingresó en la Orden Militar de Alcántara, donde fue comendador de Fliche y Castilleja. Murió en 1766 a la edad de 44 años, extinguiéndose en el general Conde de Bureta la varonía directa de la línea mayor de la familia, pues de su matrimonio con doña María del Pilar Fernández de Heredia y Eguaras, hija de los marqueses de Bárboles y Condes de Cetina y Contamina, solo tuvo dos hijas, siendo la sucesora y primogénita:

Doña MARIA ANTONIA MARIN DE RESENDE Y FRANCIA, quinta Condesa de Bureta por propio derecho, que nació en Zaragoza en 1750. Contrajo matrimonio en la misma ciudad en 1768 con don José María de la Cerda y Farnesio, Conde de Parcent y Grande de España, naciendo de este enlace don José Antonio de la Cerda, pretenso Conde de Bureta a la muerte de su madre, acaecida en 1784, pero entonces se inició un largo pleito por la sucesión de los mayorazgos y vínculos de la Casa de Bureta entre la Casa de Parcent y la de Salillas, representada ésta por el ya nombrado:

Don JUAN CRISOSTOMO LOPEZ-FERNANDEZ DE HEREDIA Y FRANCIA, sexto Conde de Bureta, por haber ganado el pleito sostenido contra su sobrino el de Parcent, y que paraba en la Real Audiencia de Aragón desde la muerte de la anterior condesa, si prima segunda. Don Juan Crisóstomo tomó posesión del Estado y títulos de Bureta el 4 de mayo de 1795. Era por su nacimiento señor de Salillas, ingresó en la Orden de San Juan; fue cofrade de la de san Jorge desde 1781 y persona de gran relieve dentro de la nobleza zaragozana. Contrajo matrimonio en 1794 con doña María de la Consolación Domitila de Azlor y Villavicencio, hija del teniente general don Manuel de Azlor y Urries, que fue virrey de Navarra y de doña Petronila de Villavicencio y Villavicencio de la nobilísima familia jerezana de los duques de San Lorenzo. Doña María de la Consolación nació en la ciudad de Gerona el 12 de mayo de 1775.

Al producirse el primer sitio francés en 1808 fue una de la mujeres que más se distinguieron por su conducta heroica: organizó un cuerpo de mujeres encargadas de socorrer a los heridos y de llevar víveres a los soldados que se hallaban en puestos avanzados. En octubre de 1808 contrajo segundas nupcias con el Barón de Valdeolivos Don Pedro María Ric y Monserrat. Residieron en Cádiz hasta la liberación de Zaragoza en 1813.

Don MARIANO DE FRANCIA LOPEZ-FERNANDEZ DE HEREDIA, séptimo Conde de Bureta, hijo varón de Consuelo y Juan Crisóstomo nació en el año 1798, y todavía muy niño fue testigo de la abnegada conducta de su madre durante toda la francesada. A solicitud de su madre, y para compensar a la casa de Bureta de las grandes pérdidas sufridas a consecuencia de la guerra, Fernando VII nombró al joven Bureta oficial de las Reales Guardias, menguada recompensa a los grandes servicios prestados a la Corona por su familia. También lo nombre el Rey Caballero de la Orden de Carlos III, ingresando en la Real Maestranza de Zaragoza desde su misma fundación, ya que figuraba con anterioridad como cofrade de la de San Jorge. Casó en 1819 con doña María Ignacia de Suelves y Claramunt, hija de don Juan de Suelves y Monserrat y doña María Luisa de Riu y Cluelles de Piedra Tallada, Marqueses de Tamarit y Baroneses de Altafulla, siendo su sucesor:

Don MANUEL LOPEZ-FERNANDEZ DE HEREDIA Y FRANCIA, octavo conde de Bureta, nacido en 1826, que heredó a su padre a la muerte de éste en 1846. Ingresó en la Real Maestranza de Zaragoza el 27 de octubre de 1857. Poco antes, concretamente en 1854, había contraído matrimonio con doña Jacoba Fernández de Navarrete y Fernández de Navarrete, de conocida y noble familia de la Rioja, con la que tuvo a:

Don MARIANO LOPEZ-FERNANDEZ DE HEREDIA Y FERNANDEZ DE NAVARRETE, noveno Conde de Bureta, que aunque casó con la Marquesa de Navarrés y de Cañizar, murió en 1893 sin alcanzar sucesión, por lo cual fue heredado por su hermano menor, hijo asimismo de don Manuel y de doña Jacoba, llamado:

Don ANTONIO LOPEZ-FERNANDEZ DE HEREDIA Y FERNANDEZ DE NAVARRETE, décimo Conde de Bureta, que nació en 1864. Al igual que sus antecesores ingresó también en la Real Maestranza, perteneciendo a este cuerpo desde 1898. Contrajo matrimonio en 1903 con Doña Josefa de Ena y Valenzuela, en la que tuvo a su sucesor y heredero:

Don MARIANO LOPEZ-FERNANDEZ DE HEREDIA Y ENA, undécimo Conde de Bureta, caso con Doña Julia Hernández Rodríguez, siendo su sucesor:

Don MARIANO LOPEZ FERNANDEZ DE HEREDIA Y HERNANDEZ, duodé-cimo Conde de Bureta, que contrajo matrimonio con Doña María del Carmen Izquierdo López, Condesa viuda de Bureta, padres del actual titular de esta casa:

Don MARIANO DE LOS DOLORES LOPEZ-FERNANDEZ DE HEREDIA e IZQUIERDO, Decimotercero Conde de Bureta, y XXV representante del señorío histórico de este nombre, que en la actualidad ostenta, habiendo contraído matrimonio con Doña Gloria Moros Lahuerta, Condesa consorte, del que tiene en este momento dos niños y una niña.












DOÑA MARIA DE LA CONSOLACION DOMITILA AZLOR Y VILLAVICENCIO, HEROINA DE LOS SITIOS DE ZARAGOZA.


Como ha quedado dicho, el título de Conde de Bureta fue concedido a Don Antonio Marín de Resende, XII Señor de Bureta en 1678; y por falta de sucesión directa paso en 1784 a Don Juan Crisóstomo, como hijo de una Marín de Resende; si bien después de celebrado pleito con la Casa de Parcent, que no dejó libre la posesión hasta el año 1795, un año después de la boda de Doña Consuelo Azlor, quien comenzó en realidad a ser también Baronesa de Salillas..

Don Juan Crisóstomo, era VI Conde y Señor de Bureta, y Señor de los lugares de Salillas, Xésera, Millá, Burjaman, Almalec, Ferreruela y Araso, y de la jurisdicción criminal de los de Fragó, Salavert y Canella, y Caballero de la orden de Malta por breve de 10 de diciembre de 1771. Su padre Don Miguel López Fernández de Heredia, Julbe y Antillón, Barón de Salillas, había prestado eminentes servicios a la patria en la Capitanía General de las Islas Canarias.

Casó Don Juan Crisóstomo con Doña María de la Consolación Domitila Azlor y Villavicencio, ( Gerona, 12 de mayo de 1775) hija menor de los Virreyes de Navarra Don Manuel de Azlor y Urries, jefe de la línea menor de la Casa de Villahermosa, y Doña Petronila Tadea Villavicencio y Villavicencio, procedente de una de las familias más ilustres de Jerez de la Frontera, de cuyo matrimonio nacieron Mariano de los Dolores (Zaragoza, 1798), y María de los Dolores (Zaragoza, 1804)

Habiendo enviudado Doña María Consolación muy joven contrajo nuevas nupcias con Don Pedro María Ric y Monserrat (Zaragoza, 1.10.1808), Barón de Valdeolivos, Rector de la Universidad de Huesca, Alcalde del Crimen en la Audiencia de Aragón, y promovido a las plazas de Oidor y Gobernador de la Sala del Crimen de dicha Audiencia, y Diputado electo por el Reino de Aragón en las Cortes de Cádiz. De este matrimonio nació en Valencia Doña Pilar Ric y Azlor.

La Condesa de Bureta tuvo excelentes relaciones con el General Don José Rebolledo de Palafox y Melci, hijo tercero del Marques de Lazan, dado su parentesco próximo, como descendientes ambos de Doña Cecilia de Urries y Gurrea de Aragón, Condesa de Luna, mediando entre ambos una confianza ilimitada y afecto profundo, hasta el extremo de nombrarle juntamente con su esposo Don Pedro María Ric, albacea testamentario, tutor y curador .de sus hijos
Fue Doña María Consolación heroína de los Sitios de Zaragoza, bien llamada “mujer de valor sin segundo”, por su denodada defensa de la Ciudad y socorro cotidiano de los defensores, ante la invasión francesa, reflejada excelentemente en la documentación recogida por Don Mariano de Pano y Ruata en su publicación “La Condesa de Bureta Doña María Consolación de Azlor y Villavicencio y el Regente Don Pedro Maria Ric y Monserrat, Episodios y Documentos de los Sitios de Zaragoza”, (Zaragoza, 1908). Sir William Doile, General Gobernador de la plaza de Gibraltar, escribió acerca de la Condesa: “es la noble dama que con su ejemplo personal produjo el extraordinario entusiasmo y heroísmo de las mujeres de Zaragoza”.

Vióse con frecuencia a aquella joven ilustre, tan bella y delicada, desempeñar con la mayor sangre fría, en medio de un fuego de fusilería y aun de artillería de los más terribles, los deberes que se había impuesto, y desde los primeros pasos que dio por aquel camino, no dejó ver en su semblante la más ligera emoción que pudiera indicar el temor de un peligro personal o que la distrajese ni por un momento de sus humanitarios y patrióticos proyectos”. Así lo afirmó don Carlos Ricardo Waugham, secretario de la Embajada británica en España, en un libro que el escribió, siendo testigo directo de los hecho relatados.

El perfil sicológico de María Consolación de Azlor, realizado a través de una análisis psico-grafológico nos la describe como una mujer en la que su espíritu luchador y progresista unido a su condición de mujer, no debieron allanarla el camino, precisamente, pero consciente de ello, todo su afán era seguir, continuar su labor, tenía fe y visión de futuro,. No es que no padeciera desalientos, que sufría generalmente en silencio, pero su empuje, voluntad disciplinada y espíritu de sacrificio, eran sus mejores armas para los momentos difíciles. No se hacía muchas concesiones ni se permitía muchas licencias. Era exigente consigo misma y con los demás y si era necesario podía su impositiva y aunque comprensiva y tolerante con el débil, se mostraba enérgica con la debilidad del signo que fuera. Su firmeza, la fuerza de voluntad que la caracterizaba, su independencia intelectual y de carácter y su fuerte individualidad, debieron presentarla a los ojos de los demás, sobre todo si no se la conocía bien, como una mujer dura, algo marcial e intransigente, y efectivamente, algo de esto también había, sabía imponerse si llegaba el caso, y así lo confirma su grafía. Ni mucho menos carecía de sensibilidad en el plano de los afectos, pero incluso en este terreno, controlaba perfectamente sus impulsos. Tiempos duros vivió esta generosa mujer de espíritu y de bienes y supo adaptarse a ellos con inteligencia y toda la fortaleza que los tiempos exigían. Fue la Condesa de Bureta, mujer de mucho temple y marcada personalidad.

A la edad de 41 años, aun en la flor de la juventud, casi recién regresada del cautiverio, la Condesa de Bureta, una de las más animosas mujeres, no solo de España, sino del mundo entero, entregaba a Dios su alma entre el dolor del pueblo, testigo de su heroísmo.


© Emilio Jiménez Aznar

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