Los Peligros de cierta NEW AGE / NUEVA ERA (sucedáneos pseudoespirituales e invenciones modernas)

Málaga - 2011-04-28

No es casualidad que nuestro siglo, marcado por una profunda descomposición social, haya visto florecer multitud de personajes y grupos que con el mayor descaro pretenden ser considerados custodios del saber. La esperanza milenarista, desafiando el fervor racional y científico, nos ha desvelado, junto a las legítimas críticas de la sociedad profana, la existencia de una tribu oscura integrada por visionarios de toda laya que con el pretexto de facilitar el acceso a unos principios superiores ha sembrado en realidad la confusión e inquietud en muchas almas necesitadas de auténtico estímulo sobrenatural.

En los diferentes grupos Nueva Era vemos imperar no ya el Espíritu, ni siquiera la razón, sino la emotividad pura, cuando no los sentidos mismos, por esta auténtica manía de experimentarlo todo, como si la pura experiencia sin doctrina alguna pudiese provocar el más mínimo conocimiento o realización verdadera. Así en este tipo de movimientos nueva-era, el hombre, dominado por la naturaleza más baja de su ser, queda sujeto a los contínuos vaivenes de la emocionalidad que le impiden obtener la estabilidad necesaria para llevar a cabo su crecimiento normal. La pretensión de una realización espiritual en el ámbito mental propia del movimiento nueva-era es una imagen prácticamente invertida de la Tradición Espiritual, tomando el aspecto de una grotesca parodia, marca que revela su naturaleza.

Parece que una antigua sabiduría negada, adulterada, despreciada —y por lo tanto, desconocida— por los contemporáneos es vital para que las personas de hoy aprendamos y recordemos qué es el mundo, qué es la vida, qué es la muerte, qué es la persona, qué es el alma y qué es el Espíritu, curándonos así de la profunda amnesia que sufrimos, pero también manteniendo a toda costa una perspectiva sana y lúcida, evitando caer en otras nuevas trampas incluso más caras que el simple racionalismo negador: nos referimos a la avalancha de pseudoesoterismos, neoespiritualismos, ocultismos, orientalismos tergiversados (yogas, zenes, etc. reinventados y arrancados de su Tradición Original), OVNIs, brujerías, teosofismos, teo-evolucionismos theilardechardinianos divinizadores de la materia, Nueva Era... Trampas éstas que día a día, por desgracia, están ganando terreno entre las gentes debido al vacío heredado de un mundo mecanicista y artificial, que ha creado la necesidad, en sí legítima —por ser humana— de buscar "algo más", pero sin llegar a saberse en realidad qué es este "algo" buscado, abriendo así la puerta a aceptar cualquier cosa sin discernimiento ni criterio, tanto por la falta de rigor intelectual como por la casi total desorientación; movimientos éstos que son auténticos callejones sin salida y para los cuales, tristemente, el descubrimiento de la Verdad, no sería distinto a las simples vivencias o verificaciones de cualesquiera sucesos “paranormales”.

El gran error que comete el movimiento Nueva Era es el de confundir los ámbitos psíquicos con los espirituales. En palabras de René Guénon: «Es una consecuencia natural del hecho que los occidentales, desde hace ya largo tiempo no saben distinguir más el "alma" del "espíritu" (y el dualismo cartesiano tiene seguramente mucho que ver con ello, pues confunde en una sola y misma cosa todo lo que no es el cuerpo, y esta cosa vaga y mal definida se designa indiferentemente con uno u otro nombre». Esta confusión puede darse de dos formas inversas: «en la primera lo espiritual es reducido a lo psíquico (se pretenden dar explicaciones psicológicas a las verdades espirituales); en la segunda el psiquismo es por el contrario tomado por lo espiritual» y es precisamente este caso el que se da en la «Nueva Era».

(F.G. Mercadal / P. Stephane / Web Amnesia)

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