el diseño llega al Montseny

En una zona en el que la oferta gastronómica que prima ha sido siempre la cocina tradicional catalana (o sea, carnes a la brasa), ávidamente perseguida por las hordas de domingueros que llegan todos los fines de semana, este restaurante (fonda trdicional en el centro del pueblo remozada) abre una brecha en beneficio de la cocina de autor,

El éxito de esta iniciatica ha sido apabullante y en fin de semana cuesta encontrar mesa, especialmente a la hora de la comida. Entre semana, ofrecen un menú que ronda los 15 € y que yo no he probado, pero del que tengo referencias que está francamente bien.

La cocina es la clásica de autor, incididiendo en la presentación de los platos. Yo diría que priman los productos de la mar sobre los autóctonos. Cuando estuve, recuerdo de prmer plato una ensalada de centollo que estaba de muerte. No recuedo muy bien la carta de vinos, pero era extensa y tuve la suerte de que había medias botellas de cava, cosa no muy habitual.

Si la cocina es de nivel alto, hay bastantes cosas que desentonan un poco. La ubicación no es lo que se dice una maravilla: en la carretera que atraviesa el pueblo, sin vistas que reseñar y dificulatades más que notables para encontrar aparcamiento. Pero bueno, la fonda siempre ha stado ahí y no se pueden pedir milagros... El diseño es de 'medio pelo', correcto pero sin ningún toque personalizado, lo que le resta bastante encanto. El servicio, igualmente un 'quiero y no puedo'.

Finalizamos hablando del precio. Alto. Francamente, era de esperar. Tampoco puedo ser muy objetivo ya que pedí dos de los platos más caros de la carta... En cualquier caso, 40 euros por barba o más no te los quita nadie. Recomendado, pues, para gourmets y viajeros de fin de semana deseosos de nuevas experiencias y que no tengan problemas a la hora de echarse la mano al bolsillo...

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