Animales con historia

«Esta serpiente no se vende en las tiendas, la encontramos en la calle y seguro que era para comérsela, porque eso es lo que hacen en Asia». La llamada globalización en modas y costumbres, junto con la inmigración creciente, ha traído también a Valencia un problema y es qué hacer con los animales exóticos abandonados.
La respuesta que ha encontrado el Ayuntamiento es un recinto nuevo construido con dinero del Plan E en el nuevo barrio de las Moreras. Casi pegado a la antigua estación de Nazaret, por el centro han pasado desde su apertura en enero 266 animales, entre los recogidos en las calles y los que llevan los dueños.
Una vez dejado el animal, el propietario ya no puede recuperarlo. Eso es algo que aclaran los responsables de la empresa Estudi Verd, contratada para el control de fauna exótica en Valencia. Debido a la diversidad de especies, hay desde terrarios para los reptiles hasta cuadras para caballos. Y cada uno de los inquilinos tiene una historia.
En algunas ocasiones es triste. Una pequeña tortuga de tierra fue recogida en un parque. Tenía los ojos inflamados. «Creemos que le quemaron con un cigarrillo». Javier García, uno de los responsables de la empresa, hace de guía en un recorrido por las instalaciones, algunas pendientes de apertura como un aula para visitas escolares. «Queremos que los niños conozcan todas estas especies, que en ocasiones se adaptan muy bien a la ciudad». Demasiado bien incluso, como el gorrión de Java, calificada como ave invasora al imponerse sobre otras variedades de la misma especie.
Quizá el mejor ejemplo de invasión en la historia de las aves sea el estornino pinto. Fue introducido en Estados Unidos en 1860 por un grupo de entusiastas de la obra de Shakespeare, que deseaban observar en Central Park el vuelo de los pájaros citados por el dramaturgo inglés en sus obras. La suelta de un centenar de ejemplares ha evolucionado hoy hasta llegar a 200 millones, con graves daños en las cosechas y silos de alimentación para el ganado.
En Valencia no se han disparado todavía las alarmas, aunque la Generalitat actualizó el pasado año el listado de especies invasoras y se prohíbe su venta al ser consideradas como plagas. Tortugas de Florida, tórtolas turcas y cotorras grises forman parte de esta clasificación.
Sobre las que sí se pueden adoptar, el centro no está abierto al público todavía salvo con cita previa, a través de la concejalía de Sanidad. «Preguntamos qué tipo de instalación tienen y cómo van a cuidarlos. Después hacemos un seguimiento». García comenta esto mientras saca del terrario una iguana de respetable tamaño. «Para este ejemplar se necesita un espacio de entre dos y cuatro metros cuadrados».
Suena el teléfono. Es alguien que quiere dejar una chinchilla y que aparece a los pocos minutos con el animal en una jaula. Se ve triste al dueño, que firma los papeles y se va casi en silencio. «Hay casos donde cambian de domicilio o se casan y no pueden tenerlo», dice el especialista mientras da las instrucciones sobre los primeros cuidados.
¿Por qué se hace responsable el Ayuntamiento de estas mascotas? «Es mejor cogerlas que luego subir a un árbol con los bomberos para capturarlas». El abandono de animales exóticos es cada vez más frecuente, debido a que se confunde la responsabilidad de cuidar de un animal con la moda pasajera de tener una serpiente en casa.
También están los ejemplos contrarios, aquellos vecinos que matan a las aves por excesivos mimos. "Nos llamó una señora diciendo que nos traía un pájaro. Dijo que lo había alimentado bien después de encontrarlo en el suelo, que le daba pan mojado con leche. Se quedó de piedra cuando le respondí que lo estaba matando al destrozarle el hígado». Y en el corral, un pato criollo bautizado como pato-perro domina la escena con unas maneras que recuerdan más bien a un perro guardián.

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